El Tribunal Departamental de Justicia de La Paz (TDJ) ha ordenado al Tribunal Supremo Electoral (TSE) avalar el congreso del ala arcista del MAS, que comenzó el pasado viernes en El Alto. Exigió al TSE enviar veedores a ese congreso, en un franco intento de validar este evento. Inicialmente, el TSE había rechazado en dos ocasiones esa veeduría, pero este fallo del TDJ lo obliga a revertir su decisión.
Este congreso del MAS-IPSP tiene como objetivos renovar su directiva y proyectar candidatos con miras a las elecciones de 2025. De esta manera, el ala arcista pretende poner fin a la era del expresidente Evo Morales como dirigente del partido.
El mencionado fallo judicial fue firmado por Israel Campero, presidente de la Sala Constitucional Primera, quien, en su larga trayectoria, ha asesorado a destacadas figuras del MAS. Recientemente se inscribió como postulante al Tribunal Constitucional y fue habilitado como candidato gracias a su cercanía con el Poder Ejecutivo, según denuncias de activistas.
Campero responsabilizó al TSE por la decisión que él asumió. Dijo que el “error” que cometió el TSE fue no cumplir una resolución de Amparo, donde se ordenaba respetar el artículo 13 del estatuto del MAS-IPSP, que establece que la dirección nacional del partido es la instancia que debe convocar a su congreso, previo consenso con organizaciones sociales. Campero incluso recomendó a los vocales electorales que “se pronuncien seriamente” para evitar que “sus errores” los tenga que resolver otro poder del Estado.
Aquí se presenta un dilema: ¿Qué ala del MAS ejerce la dirección nacional del partido? Aparentemente, para Campero, no es el ala evista, ya que le resta validez a las cartas en papel membretado que Evo Morales enviara a organizaciones sociales el año pasado.
Los mismos vocales del TSE reconocen que esta orden judicial constituye “una vulneración flagrante de la independencia de los poderes del Estado”. La sala plena del TSE aceptó la orden, pero aclaró que era “provisional”, mientras solicitan una medida cautelar al Tribunal Constitucional Plurinacional.
Diversos líderes de opinión calificaron esta decisión judicial como un golpe a la institucionalidad del país. El expresidente Eduardo Rodríguez Veltzé dijo que este fallo en contra del TSE representa una “cínica parcialidad con el Gobierno”.
No cabe dudas de que la falta de independencia entre poderes del Estado se viene acentuando desde que el MAS asumió el poder hace casi dos décadas. Si antes esta situación fue aprovechada por este partido para promover sus propios intereses en detrimento de la oposición, ahora que el MAS se encuentra dividido, esta inequidad la tiene que sufrir la facción evista.
Sin embargo, las vulneraciones a la institucionalidad democrática afectan a toda la sociedad boliviana, no solo a las facciones de un partido. La falta de controles y contrapesos entre los poderes facilita la corrupción, ya que no hay una supervisión efectiva para evitar el abuso del poder y la malversación de fondos públicos.
Instituciones dirigidas por personas que tienen conflictos de intereses no son confiables. Las últimas decisiones de Campero no hacen otra cosa que sembrar aún más desconfianza. La propia condición de validez provisional de este congreso del ala arcista es el corolario de una serie de vicios procesales y de dudosas interpretaciones de la normativa vigente.
Estamos ante un deterioro en la capacidad del Estado para cumplir con sus funciones básicas y garantizar el bienestar y la seguridad de sus ciudadanos, lo que requiere acciones correctivas para fortalecer la institucionalidad y restaurar la confianza en las instituciones del Estado.
Madrid, 26 de septiembre (PE) Es obvio que el objetivo de una treintena de países de la OTAN, el brazo armado de EEUU, al enviar a 300.000 soldados y decenas de miles de mercenarios, equipados con las armas más avanzadas de la humanidad a Afganistán, gastando 1,9 mil millones de dólares, no era para sacar del poder a un pequeño grupo de bandidos medievales equipados con dagas y rifles de fabricación casera, o «liberar a las afganas del burka», sino ocupar militarmente el país más estratégico del mundo, ubicado en la vecindad de China, Rusia e Irán.
La OTAN no sólo invadió, sino que ocupó Afganistán (¡son dos cosas distintas!), bajo el pretexto del 11-S, y uno de sus nueve objetivos fue llevarse el petróleo afgano (estimado por el Pentágono en un billón de dólares), y también acceder a los enormes recursos naturales de las repúblicas exsoviéticas de Asia Central. Kazajstán cuenta con la tercera reserva mundial de uranio, por ejemplo, y Turkmenistán, otro de los «estanes» (sufijo persa que indica el lugar de hábitat de un grupo étnico), es el país más rico en gas natural (entre 19 y 13,6 billones de metros cúbicos), después de Irán, Rusia y Qatar. EEUU, ya en 1992, fecha del fin de la Unión Soviética, había clavado su mirada en el subsuelo de esta región. Pero, había un problema (para los «piratas»): tanto Afganistán como Turkmenistán no tienen acceso al mar, lo cual dificulta el traslado del botín, aunque lo tuviera en su poder.
En 1996, su proyecto de colocar a los talibanes en el poder en Kabul, para que con la ayuda de Pakistán y Arabia Saudí establecieran la paz de cementerio en las rutas comerciales del país, fracasó. Estos «yihadistas» creados por la CIA y el Pentágono, están entrenados para destruir Estados, que no levantar o gestionarlos. Por lo que Washington decide acabar con el Gobierno de ineptos que no sabía gobernar: Si «ponemos nuestras propias botas en el suelo» afgano, todo este gas y el petróleo será nuestro -pensó-, además conseguiremos:
– Que Rusia pierda el control económico-político sobre aquellas repúblicas, y le sea imposible reunificarlas bajo el paraguas de Moscú, consolidando así el desmembramiento del territorio soviético.
– Debilitar a la Federación Rusa a nivel regional.
– Acabar con el control monopolista de Rusia sobre el transporte de petróleo de la región.
– Chantajear a China y frenar su crecimiento económico.
– Incrementar el poder de EEUU sobre la India, gran consumidor de energía.
– Aumentar la dependencia de Europa a Washington.
Ahora bien, si usted es el presidente de EEUU y quiere llevarse el gas de Turkmenistán, tiene tres únicas alternativas:
1. La más corta y rentable, construir un gaseoducto desde Turkmenistán hasta el Golfo Pérsico, cruzando Irán, país que, con algo de inversión, podrá licuar este gas y entregárselo a los buques del Tío Sam. De hecho, a finales de 1997 Irán construyó una línea para el transporte de gas natural de su vecino y abastecer las regiones norteñas del país. Sin embargo, las relaciones entre EEUU e Irán no son buenas, y esta vía ni se discute.
2. Trazar un tubo desde esta república exsoviética a otra, Azerbaiyán, cruzando el mar Caspio. El proyecto fue presentado por los gigantes estadounidenses GE Energy y Bechtel, pero fue rechazado, por motivos que explicaremos en otro artículo.
3. Diseñar una tubería que pueda atravesar las regiones de Herat y Kandahar en Afganistán (previamente convertido en «Estado fallido«), cruzar Quetta de Pakistán, un país aliado, y llegar al puerto de Karachi, a orillas del Mar Arábigo….¡Eureka! ¡Lo tenemos!
Le bautizaron TAP (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán), y se pusieron a soñar y se encontraron con la pesadilla.
¿Por qué la OTAN fracasó?
– 4 de diciembre de 1997: una delegación de los talibanes viaja a Sugarland, Texas, para negociar con la compañía Unocal sobre el gaseoducto. Esta empresa, que junto a Turkmenistán creó la firma de Central Asia Gas (Centgas), no pudo llegar a un acuerdo con aquellos criminales: siendo el principal narcoestado del mundo ¿qué cifra les satisfaría? Al final, los grandes ladrones decidirán comerse a los chicos.
– Julio de 2001. China crea con Rusia la Organización de Cooperación de Shanghái e integra a la mayoría de los países de Asia Central, poniendo la piedra angular de una serie de alianzas con los rusos contra el expansionismo de EEUU, algo sin precedentes desde la muerte de Stalin en 1953. Tres meses después, la OTAN se instala justo en Afganistán, a pesar de que los supuestos terroristas del 11-S eran saudíes, y Bin Laden, vivo o muerto, estaba en Pakistán. Y dos días antes de esta fecha, Ahmad Masud Shah, un veterano de los muyahedines, próximo a los ayatolás de Irán y al imperialismo francés, que controlaba el norte de Afganistán, -por donde tendría que trazar el gaseoducto del campo turcomano South Yolotan, uno de los cinco más grandes del mundo-, es asesinado en un atentado: era el único señor de guerra capaz de unificar a los afganos para una amplia resistencia contra la ocupación del país por la OTAN (al igual que lo hizo contra las tropas soviéticas). ¿Podrán los hombres del Pentágono construir el gaseoducto?
– Diciembre de 2009. China firma un acuerdo de 30 años con Turkmenistán, y construye el gaseoducto más largo del mundo, de 7000 kilómetros, con un coste de 8.000 millones de dólares que tras recorrer el territorio turcomano, llega a la provincia china de Xinjiang. Turkmenistán se convertirá en la fuente de gas natural más grande de China (el 27% de sus importaciones totales), garantizando el desarrollo de su gigantesco proyecto de «una franja, una ruta». Se trata de un monopsonio: un solo comprador para un solo producto, aunque en cantidades pequeñas, los turcos exportan también su gas a Rusia (que lo transfería a Europa) e Irán. La seguridad de las rutas no eran el único problema: las empresas privadas occidentales no podían realizar las inversiones necesarias en el desarrollo de los campos del país y tampoco en la construcción de gasoductos de tránsito.
– Marzo de 2011. Turkmenistán pone el último clavo al ataúd del proyecto TAP y anuncia la inauguración de una colosal estación compresora de gas en Galkynysh, el segundo yacimiento de gas más grande del mundo, después de South Pars en el Golfo Pérsico, que duplicaría el volumen de gas que bombea hacia China.
Demasiada fuerza militar y escasas mentes mínimamente racionales. No se entiende por qué los estadounidenses pensaron que Rusia, Irán y China (que crearon grupos afines en el seno de los talibanes) iban a permitir tal agravio a sus intereses en la región que es zona de su influencia tradicional, y se iban a quedar cruzados de brazo viendo la construcción de un ducto que les dejaría fuera del juego internacional de energía.
¿A quién se le ocurre, si no a EEUU, imponer sanciones a Rusia para que ésta venda su gas a China (que le ha venido como el agua de mayo), uniéndose aún más a sus dos principales rivales? En 2019, Rusia abrió el gasoducto Power of Siberia para enviar a China su Oro Azul, y está previsto que para 2024, el gasoducto le entregue 38.000 millones de metros cúbicos anuales. Con tanto gas en sus depósitos, los chinos pueden dormir con la pierna suelta y desarrollar tranquilamente su Ruta de la Seda por el mundo: el país de Mao consiguió, en esta batalla derrotar a la OTAN sin disparar ni una bala.
«Si no es para mí no será para China ni Rusia» es el mensaje que dejó en agosto de 2021 en Afganistán (además de cinco bases militares y decenas de miles de contratistas), para convertir a Asia Central en una bola de fuego, mientras se iba a centrar a desmantelar la Federación Rusa sacrificando Ucrania. El pulso entre los que dan prioridad a la contención de China y los que están obsesionados por Rusia continúa en la Casa Blanca, aunque en esta ronda, los cadáveres también los pondrán los europeos, en la guerra caliente o la fría, y en ambos casos, en el sentido literal de la palabra.