Por Matthew Lynn | El mes pasado, el país registró que las importaciones superaron a las exportaciones durante más de treinta años. Es cierto que otros países registran enormes déficits, entre ellos el Reino Unido. Pero para Alemania es más importante. Toda su economía se ha construido en torno a la creación de una máquina industrial que domina los mercados mundiales, y que ahora se está desmoronando.
Desde el punto de vista de Gran Bretaña, Estados Unidos o incluso Francia, el déficit de 1.000 millones de euros de Alemania podría parecer un mero error contable. Las exportaciones cayeron inesperadamente, mientras que las importaciones aumentaron al dispararse el coste de la energía. No es que el país esté a punto de quebrar o de llamar al FMI para pagar sus facturas. Pero aquí está la trampa. Alemania es casi exclusivamente una economía basada en la exportación. Hasta hace poco acumulaba superávits del 8 o 9 por ciento del PIB, o 20.000 millones de euros al mes, los mayores del mundo. Y hay tres grandes problemas para que esto desaparezca.
En primer lugar, la economía alemana se basa en la venta de productos industriales de alta gama al resto del mundo. A diferencia de muchos otros países, no cuenta con grandes industrias de servicios que se encarguen de la situación en caso de que ésta disminuya, ni con un gran centro financiero que aporte ingresos invisibles, incluso si el tipo que se puede ver en un barco de contenedores empieza a desaparecer. Si se eliminan los grandes exportadores de la economía alemana, es difícil saber qué queda. A continuación, los empleos manufactureros bien remunerados que la crearon también desaparecerán. Es cierto que, con un poco de tiempo, Alemania debería poder crear puestos de trabajo en los servicios y el comercio minorista, como han hecho muchos otros países. Pero no estarán tan bien pagados, ni serán necesariamente adecuados para los trabajadores de cuello azul. Toda una generación de alemanes cualificados no tendrá mucho más que hacer. Por último, también va a suponer un enorme déficit para la zona euro. De todos los países de la zona, Alemania era el único país con un gran superávit. ¿El resultado? La moneda se debilitará y se debilitará. De hecho, el euro alcanzó recientemente la paridad con el dólar.
En realidad, la maquinaria industrial alemana, basada en las exportaciones y alimentada por la energía barata de Rusia, se está desmoronando. El país se enorgulleció durante la mayor parte de la posguerra de una inflación cero, una moneda estable y un enorme superávit comercial. Ahora tiene una mezcla muy italiana o griega de 8 puntos de inflación, una moneda que se desmorona y un creciente déficit comercial. Muchos otros países están acostumbrados a ello, pero para los alemanes será un shock.
Fuente: ElEconomista.es